Las causas pueden ser un empacho, una alimentación inadecuada, exceso de chuches o estrés después de un viaje o de un cambio de casa.
Cuando llega un animal nuevo haremos un cambio gradual de alimentación si es diferente la que le vayamos a dar de la que ya toma para evitar trastornos digestivos.
Puede deberse también a que tenga parásitos y es necesario hacer un análisis coprológico que lo determine.
Deberemos dejarle unos días con heno y agua nada más y si persiste o es muy aparatosa, que las heces sean muy líquidas, hay que acudir cuanto antes al veterinario pues se puede deshidratar.